Los síntomas
más evidentes de las personas que sufren depresión enmascarada no son ni la
tristeza ni la melancolía. Se quejan, sobre todo, de problemas como dolor de
espalda o fatiga generalizada, señales que a menudo confunden al especialista.
Ello hace que el diagnóstico y el inicio del tratamiento adecuado se retrase,
con el peligro de que el trastorno se vuelva crónico. Puede afectar también a
la población infantil y esconderse tras conductas agresivas, problemas en el
aprendizaje o dolor de cabeza. En este artículo se explican los síntomas de la
depresión enmascarada o somatoforme en niños, adultos y ancianos.
La depresión
enmascarada es una forma de afección silenciosa, pero que puede ser devastadora
para la salud emocional y física de la persona. Esta enfermedad es uno de los
principales problemas de salud de la sociedad actual. La mayoría de las
personas están familiarizadas con sus síntomas más característicos: apatía,
tristeza, alteraciones en el sueño, pérdida del apetito, disminución del deseo
sexual.... Son signos que afectan a la esfera psicológica, pero también puede
tener manifestaciones físicas.
Depresión enmascarada: tras el especialista
adecuado§
Una depresión
enmascarada o somatoforme se expresa, sobre todo, con síntomas físicos, que
pueden encubrir los psicológicos. Las manifestaciones más habituales de esta
afección, como la tristeza, se ocultan por otros signos más asociados a la
esfera física, como cefaleas, algias, parestesias, vértigos, trastornos
cardiacos y problemas digestivos. Cuando la persona que sufre estos síntomas
acude a su médico de Atención Primaria, el especialista se centra en ellos.
Muchos pacientes ni siquiera verbalizan que se sienten especialmente tristes o
apáticos. Y cuando lo hacen, puesto que su principal queja es física, es
habitual que el médico infiera que la alteración psicológica está causada por
el problema físico y no al revés.
síntomas de
depresión y se estima que pasan desapercibidos hasta un 50% de los casos. Esto
supone un innecesario coste sanitario en tratamientos erróneos, a la vez que se
impide que el paciente recupere rápido su salud física y psicológica. Por este
motivo, se ha bautizado a la depresión somatoforme como la 'frustradora de
especialistas'. Los pacientes deambulan de un especialista a otro, a la espera
de que alguno dé con el origen de su malestar. Por otro lado, cuando un
especialista sospecha que detrás de las quejas físicas podría haber una
depresión enmascarada, detecta un problema añadido: la resistencia del paciente
a aceptar el diagnóstico. Las personas que sufren este trastorno, a menudo, no
conectan bien con sus sentimientos y emociones. En las sociedades avanzadas,
los síntomas físicos están mejor aceptados, menos estigmatizados, que los
psicológicos. Es más sencillo decir que a uno le duele la cabeza, que reconocer
que está triste y se siente solo. Por eso, una de las vías que elige la
enfermedad para manifestarse es la física. Como consecuencia, si el afectado
lleva mucho tiempo tras un diagnóstico sin atender a la verdadera naturaleza de
su problema, es probable que el trastorno se cronifique. En cambio, los
psiquiatras saben que, según algunos estudios, el 70% de las personas que
sufren depresión inician la enfermedad con síntomas físicos. Una vez realizado
el diagnóstico correcto, tanto los malestares físicos como los psicológicos
mejoran con el tratamiento.
Depresión enmascarada en la infancia§
Este tipo de
depresión también afecta a los niños. Los síntomas más característicos son:
hiperactividad, conducta agresiva, conductas antisociales y trastornos del
aprendizaje. Es típico que se quejen, sobre todo, de dolor de barriga y de
cefalea o que muestran alteraciones del ánimo, propias de la depresión
habitual, que tapan las manifestaciones anteriores. Durante buena parte del siglo
XX se consideraba que la depresión no era un trastorno que afectara en la
infancia. Cuando en 1972 se comprobó que también los más pequeños podían
sufrirla, la depresión infantil se bautizó como 'depresión enmascarada' por los
psiquiatras Leon Cytryn y Donald H. McKnew. En la actualidad, se acepta que los
niños pueden sufrir tanto este tipo de enfermedad silenciosa, como otra forma
de revelación del trastorno.
Depresión encubierta en ancianos§
De la misma
manera, debido al aumento de la población anciana, se han puesto de manifiesto
algunos problemas de salud asociados al envejecimiento, como los trastornos
psiquiátricos. Manuel Martín Carrasco, secretario de la Sociedad Española de
Psiquiatría y director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas, señala
en un artículo que la prevalencia de trastornos psiquiátricos en los ancianos
oscilan entre el 15% y el 20%. Además, destaca que la enfermedad psiquiátrica
en los mayores tienen unas características especiales. Entre ellas, que los
síntomas y manifestaciones de los posibles trastornos psiquiátricos también
quedan enmascarados por el proceso de envejecimiento normal. Por este motivo,
es complicado hacer un diagnóstico preciso en el campo de la psiquiatría
geriátrica.
Depresión y distimia§
La distimia es
una de las formas más frecuentes de la depresión enmascarada, que se muestra de
forma leve aunque crónica. Los motivos más habituales de consulta al médico
entre los pacientes que sufren trastorno distímico son los siguientes:
• Molestias
gastrointestinales.
• Cansancio,
astenia, fatiga.
• Dolor de
espalda.
• Pérdida de
apetito.
• Pérdida del
deseo sexual.
• Dolores de
cabeza.
• Problemas de sueño.
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