Una de las primeras medidas adoptadas por el ministro de Industria, José Manuel Soria para intentar atajar el déficit energético ha sido la aprobación de un Decreto Ley por el que se suprimen indefinidamente las subvenciones para las plantas de energía renovables.
El conocido ya como "parón renovable" es un
guiño a los intereses de las grandes compañías eléctricas que aún así, no han
visto suficiente esta medida y piden una nueva subida de la parte regulada de
la tarifa de la luz -los llamados peajes- para frenar dicho déficit. Una subida
que encarece aún más la factura de la luz que en estos momentos es una de las
más elevadas de Europa. Porque no es el coste de la energía, sino el de los
peajes de acceso el responsable del encarecimiento de la factura eléctrica, cuya
insuficiencia ha provocado el déficit tarifario. ¿De qué déficit estamos
hablando? Hasta diciembre del pasado año, Industria calcula que serían unos
24.000 millones de euros (más de un 2% del PIB español). A través de estos
peajes se venían financiando las primas a las renovables, el déficit de años
anteriores y las infraestructuras de distribución y transporte de energía, pero
¿quién fija esas cantidades y en base a qué criterios?.
La opacidad del déficit energético
Los ciudadanos deben de tener acceso a una información
adecuada para poder conocer de cerca la problemática a la que se enfrentan y
tomar sus decisiones. En este sentido hablar de déficit energético es hablar de
opacidad.
¿De dónde surge la deuda que ahora nos reclaman? Desde el
Observatorio Crítico de la Energía (observatoriocriticodelaenergia.org)
explican que en realidad "este déficit que los consumidores han contraído
con las mayores empresas eléctricas (principalmente Iberdrola, Endesa y Gas
Natural), viene siendo objeto de un discurso simplista y a menudo interesado
por parte del Gobierno y medios de comunicación afines, que se limitan a
atribuirlo al coste de las energías renovables. A la sociedad no se le ha
explicado que el déficit ha surgido en el proceso de privatización del mercado eléctrico
que se inició en 1998. En la actualidad el Gobierno no regula el precio de la
electricidad, como pudiera parecer, sino que éste es fijado en un mercado
oligopólico donde las empresas que venden y compran energía son, en la
práctica, las mismas, y tienen un enorme poder de influencia sobre el precio
resultante".
¿Cómo se ha generado? El proceso de privatización fue
realizado de espaldas a la ciudadanía y puso en marcha un estudiado engranaje
que ha produce importantes beneficios. Desde el Observatorio Crítico de la
Energía (OCE) donde pretenden acercar la ciudadano toda la información
necesaria para una reflexión informada sobre la energía y sostenibilidad,
hablan de opacos acuerdos, de intereses creados, que luego derivan en una
subida del precio de la electricidad y del déficit de tarifa. Estaríamos
hablando de "primas a fuentes de energía emisoras de CO2 como carbón y gas
natural (pagos por capacidad), de la anulación anticipada de los Costes de
Transición a la Competencia (por la que se estima que las eléctricas deberían
devolver 4.000 millones de euros), de los ingentes beneficios de centrales
hidroeléctricas y nucleares que ya están amortizadas, o de los mercados de
futuros de electricidad en los que entidades financieras obtienen cuantiosos dividendos
(subastas CESUR). La suma de todos estos mecanismos, -sospechosos para la
Comisión Nacional de la Energía (CNE) de haber sido manipulados en varias
ocasiones durante la última década-, conllevan un elevado coste y carecen de
los beneficios que las primas a las renovables aportan al sistema de generación
eléctrica: disminución de emisiones de CO2 y de importaciones de combustibles
fósiles; y, más genéricamente, ser la piedra angular de la inexorable
transformación del modelo energético. Es un error eliminar estas primas
acusándolas además de ser las responsables del déficit de tarifa, al tiempo que
resulta indignante que sean precisamente las empresas eléctricas las que
reclamen al Estado unas 'supuestas' pérdidas que superan el 6% de los
Presupuestos Generales del Estado".
Ciudadanos vs. eléctricas
Nos encontramos pues ante un claro conflicto de
intereses: los de las eléctricas con sus energías contaminantes que intentan
mantener a toda costa, y los de la sociedad, que demanda un cambio:
sustituirlas por energías renovables. "Que no nos engañen tratando de
culpabilizar a las renovables del 'déficit de tarifa' cuando acaban de anunciar
unos beneficios de 2.805 millones de euros", asegura José L. García
Ortega, responsable de la campaña de Energías Limpias de Greenpeace. "Que
dejen de mentir, porque sus mentiras ya no nos las creemos, aunque
vergonzosamente el Gobierno español se las está creyendo todas. Que no esperen
que nos vamos a quedar cruzados de brazos ante las presiones y las falacias
que, estamos seguros, no han hecho más que empezar".
Hace unos días, sindicatos, organizaciones ecologistas,
de consumidores, empresariales y ciudadanas entregaban una carta al ministro de
Industria, José Manuel Soria, donde criticaban el Real Decreto Ley que suspende
los incentivos económicos a las renovables y exigían con urgencia un verdadero
debate social y político sobre el tema. Desde Ecologistas en Acción, una de las
organizaciones firmantes, insisten en que "esta decisión del Gobierno
obedece claramente a un planteamiento sesgado y demagógico en torno a la
energía, puesto que no tiene en cuenta los costes reales de generación, ni los
beneficios desorbitados de instalaciones hidráulicas y nucleares amortizadas,
ni las externalidades sociales y ambientales que cada tecnología produce".
Y no sólo eso. Seguir adelante con esta línea de decisiones, hará que se tiren
por la borda los compromisos con Kyoto y la directiva de techos nacionales de
emisión que podrían acarrearnos incluso, sanciones europeas.
Auditoría Ciudadana
La opinión pública no dispone de información real de lo
que está pasando ya que la mayoría de medios de comunicación -comprados por la
publicidad del lobby eléctrico- apoya los mismos argumentos que las grandes
corporaciones de este país. Tampoco puede confiar en los políticos, ya que
muchos de ellos cuando abandonan sus cargos, aparecen en las nóminas de estas
empresas como consejeros. Felipe González es en la actualidad asesor de Gas
Natural; José María Aznar, de Endesa, empresa que también ha fichado a Elena
Salgado para su filial en Chile, así como el político catalán Miguel Roca.
Pedro Solbes fichó por la multinacional eléctrica italiana Enel, propietaria de
más del 90% de Endesa. ¿Dinero a cambio de tráfico de influencias? Para muchos,
estos fichajes rozan lo delictivo y sobre todo, contribuyen a un desprestigio
aún mayor de la clase política.
Por una u otra razón, lo que está claro es que el
ciudadano en todo lo relacionado con el sector eléctrico, sale perdiendo o
mejor dicho, acaba pagando. España es el único país del mundo donde los
clientes mantienen una deuda con el conjunto del sector eléctrico, que se
acumula y crece de forma crónica. Esta deuda, además de injusta, como hemos
visto, corresponde a un sobreprecio motivado por intereses políticos. Nadie es
capaz de explicar de manera convincente lo que vale un kilowatio ni tampoco el
movimiento de nuestro mercado eléctrico. Muchos analistas dudan incluso de que
exista tal déficit ya que las tarifas son 'cocinadas' por las propias
multinacionales eléctricas en un régimen de monopolio alejado del coste real de
la energía.
Hasta 1998, año en que el sector se liberaliza, el
sistema empresarial eléctrico era nacional. Hoy el 50% pertenece a capital
extranjero. Endesa por ejemplo, antes empresa estatal, acabó en manos de la
eléctrica italiana Enel y además a precio de saldo. Después de tanto proceso
liberalizador propugnado por la Comisión Europea en los últimos años, hemos
visto que lo ocurrido en nuestro país no sucedió ni en Francia, Alemania o Italia,
donde las compañías eléctricas siguen siendo propiedad del Estado que es quien
decide su propia política de seguridad energética.
Los ciudadanos hemos permitido que un bien esencial como
es la electricidad, se haya convertido en un casino y no un servicio. Y más
aún, las grandes corporaciones privadas, poco a poco, están consiguiendo que
sus deudas acaben convirtiéndose en deuda pública, es decir, pagada por los
ciudadanos. Pasó con los rescates a los bancos, con las empresas de automoción
y ahora con las compañías eléctricas. "Hablamos de un problema estructural
-apuntan desde el OCE- que tiene que ver sobre todo con el cómo se realizó la
privatización del sistema eléctrico y con cuáles son las reglas del juego
ahora, que permiten un sistema esencialmente oligopólico e innecesariamente
complicado". Y en este sentido, tampoco se ve que el Gobierno actual esté
por la labor de atacar los problemas de fondo o de enfrentarse a las empresas
eléctricas. Por tanto, queda en manos de los ciudadanos exigir transparencia y
solicitar una auditoría de las cuentas públicas y de los beneficiados por todas
estas operaciones opacas.
Saber de qué deuda hablamos, quién la contrajo, cómo,
plazos... Islandia ya dio el primer paso y hasta ahora, con muy buenos
resultados.
El Supremo da la razón a las eléctricas
Endesa e Iberdrola consiguen que el Tribunal Supremo les
dé la razón. Mientras no cambie el actual marco legislativo -según el alto
tribunal-, el Gobierno no puede "congelar" la tarifa eléctrica. Está
obligado a subir la factura desde enero de forma inmediata, según el auto del
Supremo. Las empresas habían presentado sendos recursos contra la decisión del
Gobierno asegurando que los peajes 'excesivamente bajos' no sufragaban los
costes. Industria deberá aprobar una nueva orden para recaudar a los 29
millones de usuarios, las cantidades exigidas por las empresas y admitidas por
el TS. Es la tercera vez en menos de dos años que el alto tribunal da la razón
a las eléctricas.
Revista Fusión
www.revistafusion.com
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